En la actualidad cada vez con más frecuencia escuchamos estos nombres en la televisión, en las escuelas, en la consulta con el pediatra pero estos conceptos aún generan confusión.
Para ir despejando dudas podemos decir que todos los trastorno mentales que se conocen en la actualidad han sido descriptos por la Asociación Americana de Psiquiatría en un manual conocido como DSM IV y su reciente actualización DSM V. En Europa hay un manual similar que pertenece a la Organización Mundial de la Salud y se llama CIE 10.
Ambos manuales sirven para que todos los profesionales de la salud manejemos los mismos términos cuando nos referimos a los trastornos mentales.
En lo que respecta a Autismo el DSM IV, es decir la versión anterior, existían 5 categorías diagnósticas dentro de lo que llamaba el Trastorno Generalizado del Desarrollo: Trastorno Autista, Trastorno de Asperger, Trastorno Desintegrativo Infantil, Trastorno de Rett y Trastorno Generalizado del desarrollo no especificado. En cada uno de estas categorías describe criterios que eran necesarios cumplir para que una persona sea diagnosticada como tal.
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En la nueva versión del DSM V, se realizan varias modificaciones una de ellas es el nombre de TGD pasa a llamarse “Trastorno del Espectro Autista” (TEA) y las categorías desaparecen; el trastorno de Rett y el Desintegrativo Infantil se separan del TEA por tener características específicas y se pretende hacer un diagnóstico “dimensional” esto quiere decir que deben existir una serie de alteraciones en las áreas sociocomunicativas y en los intereses restringidos /conductas estereotipadas pero que se presentan con severidades diferentes y va desde lo más severo, moderamente severo, menos severo, síntomas subclínicos a variaciones normales.
Hay numerosas investigaciones en la actualidad en lo que respecta al autismo, lo que hoy sabemos es que hay factores genéticos implicados que predisponen a que una persona desarrolle TEA; se sabe también que hay diferencias en el desarrollo del cerebro a Nivel Estructural, es decir a sus partes, a cómo está formado y a Nivel Funcional, es decir a cómo funciona u opera ese cerebro y que la detección; por ende el tratamiento temprano determinan un mejor pronóstico en el futuro.
El diagnóstico se realiza por profesionales entrenados en esta temática, se utilizan diversas técnicas de entrevista a padres como el 3di, ADIR R, entre otras, escalas de Observación en el niño como ADOS, CARS, AOSI y cuestionarios para evaluar otros ítems como HBS, CCC, IDEA, etc.
Si bien en Argentina no tenemos estadísticas en este tema vemos que las investigaciones a nivel mundial hablan de un incremento del 600% en los últimos 40 años. De acuerdo al centro investigador o al país se habla de 1 de cada 150 niños u otras investigaciones 1 de cada 88 niños. Es cierto que se han perfeccionado las técnicas de detección de casos, hace unos años estos niños eran ubicados dentro de los cuadros de psicosis, esquizofrenia, retardo mental u otros ; hoy gracias al avance de la ciencia y a la mayor formación de profesionales hay mayores posibilidades de arribar a diagnósticos más certeros.
Pero el mejor diagnóstico no da explicación a este incremento en las estadísticas, porque si bien hay un componente genético, algo tiene que haber cambiado en la forma en que se vivía hace 40 años atrás y cómo vivimos que impacte de manera negativa en el desarrollo del cerebro de los niños. Hay investigaciones que apuntan a develar estas incógnitas pero hay hipótesis que hablan del impacto de los contaminantes como los agroquímicos que consumimos en las verduras, el tratamiento de las aguas cloacales, etc. como así también el impacto de las tecnologías en edades tempranas.
La realidad que es que mucho se habla de autismo y poco se sabe. A lo largo de las publicaciones que iremos haciendo en este blog trataremos de brindar la mayor cantidad de información que sea de utilidad para toda la comunidad.
Psicóloga. M.P. 125
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